Son
numerosas las señales que nos llegan
desde todos los sectores: las fábricas
están alcanzado su máxima capacidad
productiva y simultáneamente muchos sectores
siguen, afortunadamente, con ventas crecientes.
Esta
realidad lleva a muchos a plantear la alternativa
que parece más lógica: necesitamos
invertir en más capacidad. ¿Pero
es ésta la única solución?
Nosotros creemos que no.
En
general las empresas, al calcular la capacidad
instalada, dejan de considerar lo que hoy se
conoce como Pérdidas, es decir, aquellas
oportunidades de mejora que todo entorno industrial
posee, pero cuya eliminación requiere
reformas en los paradigmas gerenciales vigentes.
Estamos demasiado acostumbrados a ver la empresa
de una única manera, entonces se nos
hace difícil, cuando no imposible, descubrir
cómo aprovechar mejor los recursos existentes.
Las pérdidas están allí
pero no podemos verlas.
El
JIPM (Instituto Japonés de Mantenimiento
de Plantas) identificó hace años
lo que denominó Las 16 Grandes Pérdidas
Industriales, las cuales al ser eliminadas se
traducen en un potencial de mejora increíble
y que sale a la luz combatiendo las pérdidas
del sistema productivo. Las consecuencias son
extraordinarias: en las compañías
existe un tesoro escondido, otra fábrica
oculta que no produce.
Si
bien no es este el lugar para describirlas,
digamos básicamente que se pueden dividir
en dos grandes categorías: aquellas asociadas
a las personas, por ejemplo problemas de gestión,
de competencias, de metodologías de trabajo,
etc.; y pérdidas asociadas al equipamiento
propiamente dicho. Aquí podemos incluir
entre otras: fallas por averías, tiempo
perdido en cambio de útiles y ajustes;
tiempos en vacío, paradas menores y reducción
de velocidad.
Por
ejemplo, una máquina inicialmente diseñada
para funcionar a 1000 Ud/h hace años
que funciona a 850 y eso ya se volvió
“normal”. Esto encierra como mínimo
dos pérdidas: una asociada a las personas,
incapaces ya de ver esa situación como
anormal. La otra asociada propiamente al equipamiento
que habrá que restituir a su condición
básica, es decir, que vuelva a funcionar
a 1000 Ud/h.
Las
organizaciones están acostumbradas a
enfrentar problemas pero no hay acciones suficientes
sobre las causas que originan esos problemas.
Se encuentran soluciones muchas veces paliativas
que alivian el síntoma pero haciendo
que la raíz del problema persista. Sucede
que estamos demasiado apurados como para detenernos
a cargar nafta! Suena necio. Pero así
actuamos.
Como
resultado de ignorar esas pérdidas las
compañías van desarrollando paulatinamente
una capacidad ociosa que hoy es más preciada
que nunca. Por el contrario si las empresas
emprenden una campaña contra la eliminación
de pérdidas, esto significa que pueden
llegar hasta a duplicar su producción
con los mismos equipos y los mismos operarios
sin adquirir nuevas máquinas.
La
clave de los sistemas de gestión actuales
tales como TPM o Lean Manufacturing es la voluntad
de mirar profundamente a través de las
cuestiones que descansan por debajo de los problemas
y resolverlos eliminando sus causas. De allí
su éxito.
Trabajar
para reestablecer condiciones básicas
eliminando las pérdidas, trae como consecuencia
un aumento real de la capacidad de producción
que muchas veces no se considera en los cálculos
y siempre es “más barato”
que una inversión en nuevas maquinarias.
Tiene la ventaja de conseguir aumentar drásticamente
la producción actual, adquiriendo al
mismo tiempo tecnologías de gestión
cuya rentabilidad sobre la inversión
son incalculables.
Eso
sí, primero hay que aceptar que en la
empresa hay pérdidas ocultas y de enorme
magnitud. Luego eliminarlas, sin necesidad de
invertir en nuevos equipamientos, pero cambiando
fundamentalmente la manera de ver y entender
nuestra propias organizaciones.

(Nota
publicada en revista Punto a Punto el 15 de
febrero 2006)
Ing.
Raúl
A. Perez Verzini
TPM Instructor # 723 - JIPM
Action Group, Education & Consulting
» Envíanos tu opinión aquí
sobre este articulo