En nuestro Newsletter N° 4 de Febrero del 2006 , y en relación a una estadística que indicaba que un 85% de las industrias encuestadas decían estar al límite de su capacidad productiva, nos atrevimos a hablar de “Industrias que NO trabajan al límite”.
La idea central del artículo era dar una respuesta diferente a la ya tradicional “necesitamos invertir en más tecnología”.
Hoy, un año y medio después de esa propuesta, volvemos a afirmar: hay otros caminos para capitalizar la demanda del mercado sin morir en el intento, y uno de probada efectividad es el TPM.
¿Por qué TPM?
Podríamos escribir un libro sobre las ventajas que justifican esta afirmación. Pero en honor a la síntesis, podemos afirmar que:
- Es el mejor sistema que conocemos que da una respuesta coherente y consistente a una realidad concreta: ya no podemos trasladar al precio (es decir, al mercado) nuestra ineficiencias internas. Debemos resolverlas mirándonos críticamente.
- Es una metodología paso a paso, que nos obliga a salir del cortoplacismo.
- Logra el tan mentado cambio cultural porque involucra a todas las personas de la organización, en todos los niveles.
- Se orienta a mantener la empresa competitiva en el mercado.
- Se enfoca en las pérdidas, aquellos costos más o menos ocultos, que no agregan valor a nuestro producto/servicio.
- Se orienta a descubrir la causa raíz de los problemas y dar así soluciones de fondo, desterrando la vocación de “bomberos”.
- Permite aumentar la producción de manera significativa con el mismo equipamiento y con las mismas personas.
- Transforma nuestra empresa en una organización que aprende permanentemente de sus éxitos y sus errores (y dejamos de tropezarnos siempre con la misma piedra!!)
¿Y qué hace falta para implementar?
Antes que nada, y por sobre todas las cosas, hace falta decisión política.
Desde que las empresas son empresas, nunca “HAY” tiempo para el verdadero cambio, aquel que nos hará más rentables, más efectivos, más competitivos. Y esto se manifiesta entonces en las mismas respuestas repetidas a los mismos problemas más o menos históricos.
El tiempo deberemos HACERLO con decisión. Y con la certeza de que, más allá de los avances y los retrocesos (que existen en todo proceso de este tipo), la empresa comparte un objetivo común.
En segundo lugar, debemos estar dispuestos a cuestionar todos los paradigmas asumidos como ciertos:
- Siempre se hizo igual
- Esta máquina no da para más
- El problema es la gente
- Qué vas a planificar en este país!
Por último, la perseverancia. Ningún cambio profundo, que no sea “cosmético” se dará de la noche a la mañana.
En conclusión
Decíamos en el mismo artículo que “Como resultado de ignorar las pérdidas las compañías van desarrollando paulatinamente una capacidad ociosa que hoy es más preciada que nunca. Por el contrario si las empresas emprenden una campaña contra la eliminación de pérdidas, esto significa que pueden llegar hasta a duplicar su producción con los mismos equipos y los mismos operarios sin adquirir nuevas máquinas”.
Restan sólo dos pasos:
- Formarse, conocer, sumergirse en el mundo del TPM.
- Tomar la decisión y dar el primer paso.
Llegó el momento entonces de tomar el ejemplo de Hernán Cortés y “quemar las naves”.
Hasta el próximo news.