En general, el éxito de una empresa no pasa tanto por la calidad en la definición de sus estrategias, sino en la capacidad y disciplina de llevarlas a cabo.
Cuando la ansiedad pasa a jugar un rol protagónico, las decisiones se apuran por demás y las consecuencias organizacionales pueden ser muy negativas.
Es por eso que un experto en estrategia como Robert Kaplan, sostiene que el éxito de una estrategia radica más en su ejecución que en su definición.
Sin embargo la mayoría de las organizaciones tienen dificultades para llevar adelante los compromisos estratégicos incluso cuando sus líderes son claramente conscientes de que su ejecución traerá enorme beneficios para la compañía.
La dificultad está asociada a que habitualmente la alta gerencia no asume su rol más importante: el de hacer seguimiento a los planes de acción de cada una de las áreas, que es la forma en que la estrategia se convertirá en realidad. Sólo a través de planes detallados y de ejecución rigurosa las empresas pueden avanzar en la tarea vital de reinventarse así mismas creando aprendizaje continuo y haciendo lo que se identificó como vital para mantener la competitividad y la cuota de mercado.
Cuando la alta gerencia es capaz de asumir este rol, envía una clara señal a empleados, clientes, proveedores y accionistas. Demuestra que los directivos de la empresa saben que una de sus tareas más importantes consiste en alinear personas y procesos organizacionales para el logro de objetivos.
Coincidimos con Kaplan en que la alineación estratégica es uno de los 5 principios básicos de una gestión exitosa. Esos principios son los siguientes:
1. Liderazgo: las organizaciones exitosas operan con una visión, una misión y una estrategia claras, y cada uno de sus integrantes es responsable de cumplir con su función.
2. Traducir la estrategia en términos operativos (Planes de Acción): De esta manera nos aseguramos de hacer las cosas correctas en lugar de hacer correctamente las cosas incorrectas.
3. Alinear la organización con su estrategia: Las compañías líderes son aquellas que trabajan continua y sistemáticamente (metódicamente) en la alineación de personas y procesos organizacionales con la finalidad de hacer realidad sus objetivos estratégicos.
4. Comunicar y motivar: Sin participación no hay compromiso. Es por ello que la comunicación continua es fundamental. En las empresas exitosas el personal entiende los objetivos y tiene la energía y el entusiasmo necesarios para alcanzarlos.
5. Seguimiento: Las organizaciones exitosas monitorean continuamente su ejecución por medio de indicadores de gestión, ajustan los planes de acuerdo a la realidad e integran dichos indicadores en la toma de decisiones cotidianas en todos los niveles de la organización.
Para poder hacer esto de manera exitosa las empresas necesitan contar con un sistema de gestión que permita trasladar estos principios a la realidad operativa.
TPM y 5 “S”, son algunos de los sistemas integrales de gestión que han mostrado mayor éxito a lo largo y ancho del mundo. Pero siempre asociados al liderazgo creíble y comprometido hasta la médula de aquellos que tienen la responsabilidad por crear el cambio cultural necesario.
Lamentablemente, como señala Robert Kaplan, las empresas corren el riesgo de sacrificar sus objetivos estratégicos de largo plazo en pos de los objetivos financieros de corto plazo. Es por ello que los planes por sí solos no alcanzan para implementar la estrategia en toda la organización. Se requiere la energía y visión suficientes para seguir adelante aun en momentos en que la cima no se ve con total claridad. Los verdaderos líderes buscan el apoyo de sus pares y de su gente para tratar de decodificar las señales que da el camino y así mantenerse firmes en la consecución de aquello que se identificó precisamente como estratégico.
Gestionar estratégicamente una empresa implica también identificar las sinergias existentes entre las diversas áreas para obtener los beneficios que surgen del trabajo en equipo. El mejor equipo de fútbol no es el que tiene los mejores jugadores, sino el que tiene un líder (director técnico) que sabe hacer surgir lo mejor de cada uno para lograr la mejor coordinación.
Al asumir una estrategia y luego un sistema de gestión integral que la haga realidad, las empresas definen de manera explícita la función de coordinar, alinear y medir a las distintas áreas y unidades. De esta forma se logra la disciplina y el método necesario para asegurar alta productividad y mejor rentabilidad.