Empresas Efectivas y la Ley de la Cosecha

La preocupación por ganar productividad y eficiencia suele llevar a las empresas a buscar y probar diferentes tecnologías y herramientas. Así se ensayan, no siempre con éxito Reingeniería de Procesos, ISO 9001, Evaluaciones de Potencial, Coaching Ejecutivo, Lean, TPM, etc. etc.

Evidentemente que todas estas herramientas son válidas, pero son sólo eso: “herramientas”. Y para su éxito requieren del “mindset” o esquema mental apropiado. ¿Qué quiere decir esto?

A lo largo de más de 10 años como consultores de empresas chicas, medianas y grandes, hemos visto fracasar las herramientas más brillantes por querer implantarlas sin preparar adecuadamente al grupo humano para el cambio que se vendría.

¿Es un problema de las herramientas? Definitivamente No.
¿Es un problema de los que tratan de implantarlas? A veces sí y a veces no.
En general el inconveniente surge cuando precisamente se busca “implantarlas” en lugar de “desarrollarlas”.

Tal vez parezca una cuestión meramente semántica pero no lo es. Implantar supone hacerlo con la mejor buena voluntad, con mucha energía y un adecuado presupuesto, pero normalmente sin haber chequeado si la tierra era fértil para esa semilla. Se lo hace con la fantasía de que la bondad de la tecnología en cuestión producirá el cambio requerido. De más está decir que es una ilusión que no tarda en mostrar su fracaso. Parece obvio pero no lo es: No es la calidad del pincel lo que origina un Picasso.

Desarrollar procesos de cambio y mejora continua requiere sin embargo, que antes, o eventualmente de forma paralela, se prepare la tierra, se abone, se riegue y finalmente se siembre. Incluye claro está, los elementos anteriores, pero se diferencia de la mera implantación en cuanto que existe la activa conciencia de que para poder hacer que una empresa sea cada vez más efectiva y productiva debe existir antes un clima adecuado, una predisposición básica a la mejora y una consciente decisión de pagar el precio emocional del cambio. Pero hay algo más. Las personas deben percibir que el discurso gerencial es creíble.

Tal vez la causa mayor de fracasos se deba a la poca o nula credibilidad que tienen los gerentes responsables de llevar adelante los cambios. Y ante esto sería necio culpar a las herramientas o a quienes tienen la responsabilidad técnica de implementarlas. Si sus colaboradores no confían en usted, por la razón que sea, difícilmente creerán en la propuesta de transformación.

Si su empresa quiere iniciar o continuar un proceso de cambio y mejora organizacional no se olvide nunca de esta ley universal. Primero hay que preparar la tierra, luego sembrar y posteriormente esperar el proceso de maduración para que la semilla vaya consolidándose hasta dar los frutos esperados.

No existen cambios mágicos ni inmediatos. Las soluciones rápidas son sólo para la publicidad o para los irresponsables. Los procesos humanos requieren tiempo y mucha delicadeza.

Como con la Ley de la Cosecha, esto exige tiempos que no se pueden violar so pena de hacer fracasar el cultivo.

Puedo empeñarme en querer plantar en el verano, pero resulta que esa semilla para que germine debe ser plantada en el otoño.

Puedo querer regarla mucho para que crezca más rápido, pero resulta que un exceso de agua, lejos de hacerla crecer más rápido, puede matar la plantita.

Lo mismo sucede en las empresas y en las instituciones. Los procesos de cambio requieren preparar la tierra, sembrar y “bancarse” el proceso de crecimiento. Esto significa que primero hay que pasar por un proceso de sensibilización para el cambio. Las personas tienen el derecho y la obligación de hacer oír su voz, de hacer un análisis diagnóstico de dónde están paradas y a dónde quieren llegar.

Se requiere un amplio consenso de Fortalezas y Debilidades internas, así como de Oportunidades y Amenazas externas. ¿Qué pasará si seguimos actuando como hasta hoy? ¿Qué tipo de prácticas y comportamientos organizacionales debemos mantener, cuáles debemos abandonar y cuáles debemos adquirir si queremos alcanzar tales y cuales resultados?

Por eso el Factor Clave de Éxito es la credibilidad de los que lideran el cambio. Léase bien: Gerentes y Responsables. Si usted no es creíble, no importa lo que haga. No importa lo que invierta en consultoría. Antes deberá inspirar confianza o el proceso no tendrá sustentabilidad.

En los últimos 40 años, las herramientas que han demostrado ser más eficaces a la hora de crear el terreno adecuado para el cambio han sido aquellas que promueven un entorno de confianza y participación. Entre ellas, tal vez la más efectiva sean las 5S.

Originarias del Japón las 5S se expandieron por todo el mundo debido a su gran efectividad. Cuando son bien implementadas son mucho más que Orden y Limpieza. De hecho configuran un nuevo paradigma organizacional que paulatinamente da sustento a cualquier esfuerzo de cambio. Es por eso que en la mayoría de los casos recomendamos su implementación.

No importa el tamaño de la empresa. No importa el sector al que pertenezca. Si en verdad quiere producir un cambio empiece por 5S. Hágalo seriamente. El resto vendrá por añadidura.

 

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